Detritus: arte hecho con restos. El residuo toma cuerpo, como forma objetiva de la expresión.

Reflejos de personas, restos de gente, gente sobrante, que es descartada, reflejos de esos restos.

El arte es ficción, siempre.

El fuego, metáfora de lo inmanejable, lo azaroso, lo definitivo. En los basurales lo indeseable, la basura, se quema, y ese fuego se vuelve a veces.

El fuego y la muerte: la muerte, que transforma a los que amamos en restos, despojos.

Entonces:
Las pequeñas cosas, las pequeñas cosas que no queremos ver pero nos invaden, nos rodean. La belleza de las pequeñas cosas. Lo monstruoso de las pequeñas cosas. Cosas. Sin nombre ni identidad, cosas. No es esto, no es aquello, es una cosa. ¿No dice la psicología que se "cosifica", acaso, a la gente?; transformarlo en objeto. Al deshumanizarlo, se puede hacer con "eso" lo que sea.

Están también las pequeñas cosas que viven en una tremenda intemperie: al ser cosas, son objeto de acciones que no pasan por el juicio de lo moral: son quemadas, mutiladas, cercenados, trozadas... son cosas, objetos híbridos, mezclas, mestizos, impuros... cada pequeña cosa está sola, y se defiende como puede.

No se sabe a ciencia cierta qué piensan las pequeñas cosas, pero entiendo que esconden sus intenciones, porque la experiencia les ha enseñado a manejarse con cuidado, desconfiar, prever ataques.